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Como observó Heath Ogden, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Utah Valley, estos insectos aparecieron por primera vez hace unos 350 millones de años, y la evolución ha demostrado que pasar la mayor parte de su vida como ninfas es una buena estrategia porque almacenan energía en esa forma y, como adultos, adquieren un mecanismo de vuelo, reproducción y puesta de huevos.
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La vida más corta se observó en la especie Dolania americana, donde los machos viven menos de una hora como adultos y las hembras sólo tienen cinco minutos para aparearse y poner huevos antes de morir.